Escrito por Jaime Escribens Olaechea
Como bien sabemos se encuentra en vigencia el denominado “Perfil de cumplimiento tributario”, que es una calificación otorgada por la SUNAT a los contribuyentes.
Sobre la base de más de 400 “variables del perfil de cumplimiento”, que no son otra cosa que actos que pudiera efectuar el contribuyente en el devenir de su relación jurídico-tributaria con la Administración, se mide el indicado perfil, producto del cual se clasifica a los contribuyentes en perfiles del A (muy alto cumplimiento) al E (muy bajo cumplimiento). Así, el efecto de dicha calificación tendrá incidencia en cada deudor tributario en plazos distintos para los calificados en perfil A, B, C, D o E.
Sin perjuicio de que esta clasificación suponga una vulneración del principio constitucional de igualdad tributaria -que no es materia de estas líneas-, debemos recordar que la tributación se basa en una relación jurídica entre dos partes: el acreedor tributario -el Estado- y el deudor tributario -el contribuyente-.
En ese sentido, no sería mala idea que se genere un perfil de cumplimiento del Acreedor Tributario a fin de saber en dónde estamos y qué se hace con nuestros tributos.
La pregunta cae de madura ¿cuáles serían las variables?
Una primera variable para definir el perfil del Acreedor Tributario -el Estado- podría ser cuántos sujetos que durante un año fueron informales -vale decir, que no fueron parte de la relación jurídica tributaria ni de una relación laboral-, al año siguiente se formalizaron; por lo pronto, la pandemia desnudó groseramente la informalidad.
Una segunda variable para definir el perfil podría ser cuán eficiente es el Estado en el gasto público: niveles de corrupción, elefantes blancos, crecimiento de sus gastos corrientes, etc.
Y así, podríamos continuar con otras variables referidas a los servicios básicos: seguridad, educación, salud, etc.
Los resultados los suponemos, pero si no los clasificamos no podremos saber las dimensiones de las falencias de nuestro acreedor ni sabremos a dónde van nuestros tributos.